miércoles, 30 de julio de 2008

Si lo sabe, cante

Pero si no lo sabe, ¡por favor, no!

Aunque hace un rato en el colectivo terminé tomándolo como un juego: el pibe cantaba tan desafinado e inventaba tanto las letras, que me divertí tratando de adivinar qué canción escuchaba.

Mi record fue de 40 segundos, con "Knocking on heaven's door", gracias al "hey, hey, hey hey, yeeeaah!" (qué ironía lo de "gracias")

Ahora me encantaría cruzármela a esta chica alguna vez:

viernes, 11 de julio de 2008

Animales que dejan huella

  Según los Pampas, Chachao y Gualicho eran dos hermanos que representaban el bien y el mal, respectivamente.

  El dios bueno, Chachao, se aburría en la eternidad del Cielo. Quiso un día bajar a la tierra aún anegadiza y lluviosa. Tomó la Vía Láctea, que entonces llegaba hasta la pampa -y todavía es llamada “el Camino del Cielo” en la lengua vernácula.

  Cuando llegó, se puso a hacer unos muñecos de barro.
  Vio su imagen reflejada en una laguna y tuvo el capricho de reproducirla en estatuillas de dos pies que vestían como él, chiripá y poncho. No eran reproducciones perfectas, casi caricaturas, pues Chachao estaba de buen humor y solamente buscaba reírse de sí mismo.

  En un descuido, bajó su hermano, Gualicho, y sopló a los muñecos; y así estos cobraron vida. A partir de entonces, los muñecos serían los animales y los hombres.

  Para darles espacio donde correr, de otro soplo expulsó las lluvias, secó los pantanos y dio firmeza a la tierra.

  El ñandú, entusiasmado con sus carreras por la pampa seca, quiso subir al cielo por la Vía Láctea y aprovechó la distracción de Chachao para ascender algunos tramos. Al darse cuenta éste de que una criatura de barro iba a ensuciar las alturas celestiales, desató sus boleadoras y las arrojó contra el animal, que de una espantada volvió a la pampa.

  En el Cielo, a comienzos de la Vía Láctea, quedaron las marcas de las boleadoras: las estrellas Alfa y Beta del Centauro. Y junto a ellas, la huella de los tres dedos y el garrón del ñandú: la Cruz del Sur.


(a la derecha se ve la huella del ñandú y sobre la izquierda, las boleadoras; estas estrellas suelen llamarse las "punteras" de la Cruz del Sur, ya que es como si la señalaran) Bah... ¿¿se ven??

jueves, 3 de julio de 2008

125

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.

¡Feliz cumpleaños, Franz Kafka!


English translation [+/-]


    One morning, as Gregor Samsa was waking up from anxious dreams, he discovered that in bed he had been changed into a monstrous verminous bug. He lay on his armour-hard back and saw, as he lifted his head up a little, his brown, arched abdomen divided up into rigid bow-like sections. From this height the blanket, just about ready to slide off completely, could hardly stay in place. His numerous legs, pitifully thin in comparison to the rest of his circumference, flickered helplessly before his eyes.

    Happy birthday, Franz Kafka!